Añoro cada día aquellas noches,
rompiendo nuestros muros en pedazos,
guardando en el olvido los reproches,
sintiendo como eternos los abrazos.
Confesamos secretos escondidos,
nos guiñamos el alma en cada luna,
probamos el sabor de la vacuna
que cura el desamor con los oídos.
Recuerdo los regalos que nos dimos,
en forma de amistad con desmesura,
sentí que aquella noche, me querías.
Acortando las distancias sucumbimos
al embrujo que esconde la impostura,
te cambio nuestras noches por mil días.